CONICET Tecnologías – Política y modelos de gestión de la innovación en un contexto global dinámico

El Dr. Luiz Otávio Pimentel, de la Universidad Federal de Santa Catarina de Brasil; el Ing. Santiago Sacerdote, director general de Y-TEC de Argentina; el Dr. Gerald McDermott, de The Moore School of Business, University of South Carolina, Estados Unidos; y el Dr. Peter Tindemans, secretario general de Euroscience, participaron del panel inaugural del Simposio “CONICET Tecnologías, un puente entre la ciencia y la innovación”, denominado “Política y Modelos de Gestión de la Innovación en un Contexto Global Dinámico”.

En su participación, el Dr. Tindemans expuso un panorama general sobre la historia de la transferencia tecnológica en Europa, así como las transformaciones realizadas a partir de 2009 luego de la crisis financiera vivida en la región. Señaló que estas experiencias ayudaron a comprender que no es igual coordinar que vincular, como lo han demostrado los enormes esfuerzos iniciados luego de la Segunda Guerra Mundial en la región europea, reflejados en la creación de organismos que realizaban trabajo de coordinación para vincular compañías, universidades, centros de investigación. De acuerdo al expositor, factores como las inercias institucionales, la lenta reacción a los cambios exigidos, la burocracia, la resistencia al cambio, la fragmentación de esfuerzos, así como los costos derivados de estos obstáculos, minimizaron los resultados esperados. No obstante, desde los años ‘70 empezaron a registrarse reformas en la educación superior europea así como en los institutos de investigación considerando a la innovación como el nuevo paradigma.

El expositor mencionó, además, que a mediados de los años ‘90 se aplicó el modelo de clústeres, y que si bien cada actor involucrado aportaba una tercera parte de los recursos necesarios para desarrollar y transferir tecnología, la rentabilidad era mínima. El crecimiento alcanzado a partir de 2009 en Europa mediante la aplicación de un modelo de vinculación en red con diversos organismos dedicados a la innovación, demostró también que el modelo del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), basado sólo en el crecimiento de patentes más que en el desarrollo regional, era erróneo según el Dr. Tindemans.

Asimismo, el experto citó algunas experiencias exitosas de plataformas de innovación que se basan en el trabajo de colaboración e innovación abierta. Tal es el caso de IET Digital, una organización líder europea enfocada en fomentar la innovación de la tecnología digital; y Brainport Eindhove, un polo tecnológico holandés donde se asientan empresas de clase mundial, institutos de conocimiento e instituciones de investigación dedicados al desarrollo tecnológico en temáticas relacionadas con sistemas y materiales de alta tecnología, alimentación, automoción y diseño. Por último, el representante de Euroscience enfatizó la necesidad de que los gobiernos coordinen sus esfuerzos nacionales y regionales para vincular la ciencia con el desarrollo productivo, para lo cual se requiere crear ambientes y la cultura adecuada para propiciar experiencias exitosas de transferencia de tecnología. Ver presentación del Dr. Tindemans.

En su disertación, el Dr. Luiz Otávio Pimentel profesor e investigador de la Universidad Federal de Santa Catarina de Brasil, expresó que su país posee una enorme complejidad para el diseño de sus políticas públicas, dadas sus dimensiones, diversidad poblacional y el acelerado crecimiento demográfico que ha registrado en los últimos 15 años. Respecto a las acciones para impulsar la I+D+i, Pimentel dijo que en Brasil el Estado es el que más invierte. En cuanto a transferencia tecnológica, subrayó que se busca realizar en un contexto de innovación abierta, lo que implica una planificación cuidadosa tanto desde el punto jurídico como de la especialización de las oficinas de transferencia tecnológica y la mejora de servicios brindados a las empresas. Añadió que las universidades juegan también un papel fundamental, en particular porque desde 2004 Brasil legisló la obligatoriedad para las instituciones de educación superior de contar con una oficina de vinculación tecnológica. Como un ejemplo exitoso, expuso el caso de la Universidad Federal de Santa Catarina, ubicada en una de las más prósperas regiones de Brasil y con un sistema educativo considerado como uno de los mejores en el país. Explicó que esta universidad fundada hace 55 años lleva a cabo una política de innovación que incluye 2.600 proyectos de investigación con empresas, convirtiéndose en el motor de innovación de la ciudad donde se ubica, participando activamente en los tres parques tecnológicos que allí existen. Hizo mención a acciones concretas que revelan el compromiso de la universidad con la industria local como lo es prestar sus laboratorios y centros de prueba de concepto a las empresas en los tiempos que no son utilizados en las labores educativas. De igual manera, mencionó la capacitación a los gestores que realizan transferencia tecnológica para gestionar la I+D, generar planes de negocio y conocer a fondo los mercados a los que se dirigen.

El Dr. Pimentel comentó que uno de los problemas más importantes registrados en la última década, en la cual la universidad ha avanzado en el registro de patentes, es cómo compartir los beneficios que den la comercialización de las mismas, para lo que idearon un premio que implica que el grupo de investigación generador de la patente tiene derecho a un tercio de las regalías. Aunado a ello, las regalías obtenidas impactan positivamente en los salarios de los investigadores de toda la universidad y la infraestructura con la cual trabajan, concluyó. Ver presentación del Dr. Pimentel.

Puentes para la transferencia

En su intervención, el director de Y-TEC, Santiago Sacerdote, expuso las razones que explican la débil vocación innovadora del sector privado argentino, pese a la enorme transformación que ha vivido el sistema científico-tecnológico y de innovación del país, gracias al impulso del Estado en los últimos 12 años. Esa debilidad, declaró, tiene un trasfondo estructural. “Se han vivido décadas de inestabilidad macroeconómica en el país y el proceso innovador es a largo plazo por lo que requiere de cierta estabilidad y una cultura de planificación que también considere amplios períodos de tiempo”, aseguró el directivo. Afirmó, además, que el sector privado tiende a presentar un comportamiento característico de saltos tecnológicos para modernizar su infraestructura y procesos “en vez de invertir en capacidades I+D para desarrollar sus propias tecnologías”.

En el caso de las PyME, Sacerdote destacó que aunque cuentan con bajas capacidades internas de I+D, existen casos de empresas de base tecnológica, las cuales son ejemplo de la posibilidad para fortalecer la vocación innovadora empresarial. De igual manera, insistió en el liderazgo que ha tomado el Estado para impulsar la innovación en el sector privado. “El Estado es más protagonista y se vuelve socio de las empresas en su proyecto de I+D como hemos visto con los consorcios públicos privados que han surgido en Argentina en la última década”. En ese contexto, las políticas públicas orientan la investigación para impactar positivamente en el sector socioproductivo, generando institucionalidad para fortalecer la articulación en los modelos público-privados. Según Sacerdote, el CONICET contribuye a esto gracias a su revitalización y su fortalecimiento territorial, aunado a su capacidad de transferencia tecnológica con el surgimiento de centros de I+D donde se abordan problemáticas territoriales o por temas, en concordancia por los lineamientos del Plan Nacional “Argentina Innovadora 2020”, finalizó.

Por su parte, la charla de Gerald McDermott, catedrático de The Moore School of Business, University of South Carolina en los Estados Unidos, se enfocó a contestar la pregunta sobre el tipo de conocimiento que requieren las empresas para mejorar sus capacidades y ser competitivas en el mundo, especialmente en un contexto como el latinoamericano, donde el grueso de las empresas son pequeñas y medianas y, en su mayoría, proveedoras de grandes multinacionales. McDermott especificó que las multinacionales no tienen ni el tiempo ni las capacidades para compartir con sus proveedores sus procesos y tecnologías para volverlos innovadores.

Por otro lado, en el caso de las empresas locales, consideró que una de sus problemáticas radica en la manera en que trabajan en red o forman parte de clústeres. Son grupos cerrados que se relacionan hacia dentro pero tienen poco contacto con otros actores y eso los limita en el desarrollo de nuevas ideas, afirmó. Asimismo, precisó que hay que dejar de lado esa tendencia hacia la “balcanización” y recombinarse con otros sectores y actores, incluidas las universidades. Señaló que hay mucha información sobre lo que tienen que hacer pero no cómo hacerlo. No obstante, hay casos que demuestran que es posible modificar el tipo de relaciones en el ecosistema de una industria. McDermott citó como ejemplo el caso de la industria vitivinícola en las provincias de Mendoza y San Juan donde si bien hay clústeres con financiamiento gubernamental que se desarrollaron durante 15 años, lo que impulsó el desarrollo de esta industria en los últimos años fue la vinculación con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y otros actores del sector científico-tecnológico. A lo anterior se adicionó una reestructuración participativa que promovió la creación y el mantenimiento de nuevas redes de interacción entre instituciones públicas, privadas y de la sociedad civil a lo largo del eje local para la actualización a través de una gobernanza deliberativa. Este último enfoque facilitó la colaboración y la creación de conocimiento entre los gobiernos provinciales y grupos previamente aislados, incluso antagónicos. En síntesis, concluyó McDermott, se generó un ambiente mucho más rico institucionalmente que impactó en el desarrollo regional. Ver presentación de McDermott.