El CIECTI participó del VIII Congreso Iberoamericano de Pedagogía 2018

Ruth Ladenheim durante la presentación en VIII Congreso Iberoamericano de Pedagogía
Ruth Ladenheim durante la presentación en VIII Congreso Iberoamericano de Pedagogía

El VIII Congreso Iberoamericano de Pedagogía (CIP) 2018 se convocó bajo el tema “La innovación y el futuro de la educación para un mundo plural”. En este marco el CIECTI, representado por su directora general Ruth Ladenheim, desarrolló un enfoque titulado “Escenarios desafiantes para el desarrollo científico-tecnológico en el contexto global”, en el simposio de la Cátedra UNESCO organizado por la UNTREF, que tuvo lugar el pasado 17 de agosto en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA.

Ladenheim inició su exposición trazando un panorama de la estructura productiva argentina que −manifestó− “es un sistema productivo bastante diversificado y, a la vez, fuertemente heterogéneo, desequilibrado e insuficientemente integrado a nivel nacional y caracterizado por una productividad media relativamente baja”. Indicó que “algunas de las consecuencias más severas de esta configuración se expresan sobre el mercado de trabajo, induciendo fenómenos de precarización que instalan y reproducen brechas salariales significativas entre diferentes ramas productivas y entre empresas de una misma rama”.

Mencionó también como característico que “el grado de transnacionalización de la economía argentina es muy elevado y atraviesa a todo el aparato productivo, como parte de un largo proceso que ha tendido a profundizarse en los últimos años. En la gran mayoría de los casos, las filiales de las empresas transnacionales cumplen funciones relativamente marginales en la estrategia global de la corporación; no ejercen actividades de investigación y desarrollo (I+D), por lo que el país tiene poco o nulo acceso a las ventajas potenciales en términos productivos y tecnológicos”.

Nuestra directora general apreció que “la Argentina es un país de desarrollo medio y con capacidad innovadora limitada que invirtió en 2017 el 0,6%  de su PIB en I+D, la mitad que Brasil”. Añadió que “la cuestión central es la falta de inversión privada en I+D, debido a que no hemos encontrado los mecanismos para traccionar la inversión privada en I+D; estamos ante un problema estructural de nuestro sistema científico que produce conocimiento pero no logra crear los eslabonamientos necesarios que impacten en el sector productivo y lograr que el país salga del cuadrante de los no-innovadores primarizados”.

Ladenheim comentó las investigaciones realizadas por el CIECTI a partir de la Encuesta Nacional de Dinámica del Empleo y la Innovación (ENDEI), y señaló que “se advierte un sesgo en la inversión: el 55% se destina a la adquisición de maquinaria y equipo, el 19% del gasto en I+D interna y el 9% en diseño industrial. Al desagregarlas en empresas pequeñas y grandes, observamos que las empresas pequeñas son menos innovativas, al destinar el 73% de su inversión a la adquisición de bienes de capital. Otro aspecto estructural es que el sector privado en la Argentina invierte tan solo el 18% del gasto total en I+D, por debajo del promedio latinoamericano que es del 35% y mucho menor que el de Estados Unidos, que llega al 65%”.

Advirtió que “en breve enfrentaremos con mayor intensidad problemas derivados de la automatización de los empleos”, al hacer referencia a un informe del Banco Mundial que posiciona a la Argentina “como el país en desarrollo con mayor proporción de empleos automatizables”. Al respecto mencionó el rol de las tecnologías disruptivas como la internet de las cosas, la inteligencia artificial, el deep learning, el Big Data, tecnologías estas que “han dado forma a una nueva era del conocimiento que acentúa la velocidad a la que se amplía la desigualdad entre las naciones y entre la clase que domina las tecnologías y el resto”.

Ladenheim se preguntó entonces si “es posible reducir la desigualdad, generar empleos de calidad, preservar el medio ambiente y promover la I+D local”. Consideró que una de las respuestas apropiadas para nuestro país es el desarrollo de la bioeconomía, que “potencia el uso de los recursos naturales en una amplia gama de cadenas de valor  que pueden diversificar virtuosamente la estructura productiva, transformando la biomasa a través de la aplicación intensiva del conocimiento y de las inversiones”.

Entre las posibilidades que presenta la biotecnología destacó “la generación de vegetales a medida mejorando la adaptación al clima, los rendimientos y la calidad, así como el desarrollo de biomateriales y bioenergía”. Explicó que “en el CIECTI estamos colaborando con el (ex) Ministerio de Ciencia en la elaboración del Plan Estratégico Nacional en Bioeconomía; sus objetivos son identificar y mapear las biorregiones argentinas según su principal componente biomásico, analizar las principales competencias científico-tecnológicas de las regiones, detectar y potenciar oportunidades comerciales y relevar los principales avances e innovaciones científico-tecnológicas del sector a lo largo del país”.

Luego de mencionar algunos avances concretos que tienen lugar en diversas regiones argentinas, Ruth Ladenheim concluyó que “el mundo que se viene es muy distinto al actual; ya no se necesitan megafábricas para generar riqueza. La riqueza se genera con conocimiento y pensando diferente ‘fuera de la caja’.” Agregó que “tenemos competencias suficientes para subirnos a una nueva era de desarrollo que promueva encadenamientos de mayor valor agregado generando trabajos de calidad”.